jueves, 23 de abril de 2009

Los amorosos

Los amorosos buscan pasiones ocultas en silencios eternos donde nadie les habla y no saben pronunciar su estadía perpetua. No permanecen, son errantes pasajeros de un vagón de interminables búsquedas. Su memoria es corta, pasan de un momento a otro con intensidad afiebrada retorciéndose hasta la misma muerte, levantando el suelo con la piel mundana… ellos inventaron el Alzheimer para olvidar sin remordimiento, posteriormente lo convirtieron en enfermedad los neuróticos para sanar más rápidamente sus culpas.

Locos de amor, de amor de algo, de alguien en la soledad vacía de un grito sin espectadores. Dan, dan y dan perdiendo todo y recuperándolo de golpe, son la vulgar representación de ave fénix, pero a ellos la regeneración solamente les trae nuevos vicios de corazón, nuevas angustias e innumerables amantes de ocasión.

El amor se les escapa de las manos, corre como un acaudalado río atravesando sus huellas, los recovecos de los dedos, dejando únicamente el rastro húmedo de una visita impalpable… los moja pero jamás impregna su savia para alimentarlos, porque no tienen estómago para él, su digestión es rápida, nada asimila, sólo espasmos molestos, cínicos de atención.

Quisieran saberse amados pero no tienen tiempo para averiguarlo. Su desgaste excesivo los marca, los cansa y los alimenta para osadías tremendas de un viaje de retornos eternos. La muerte los ronda, los amenaza, se posa dentro de ellos por momentos, les roba sus órganos y los marchita, escurre su sangre, los cuelga de un alambre y les deja la huella del rastro en sus narices. Tal vez eso es lo que buscan en cuerpos ajenos y explicaría porque al palpar algunos seres no encuentro ni sustancia ni motivos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario