sábado, 2 de mayo de 2009

Reflejos...

Nagasawa reunía polos opuestos. A veces era tan cariñoso que me conmovía; otras, en cambio, rebosaba mala intención. Poseía un espíritu muy noble, no exento de vulgaridad. Mientras avanzaba a paso ligero guiando a los demás, su corazón se debatía en soledad en el fondo de un sombrío cenegal. Desde el principio, percibí estas contradicciones con toda claridad sin entender por qué la gente no las veía. Aquel chico vivía llevando a cuestas su particular infierno.

Haruki Murakami
Tokio blues.

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